Hay tantas formas de educar a un niño como padres existimos en el mundo, ya que cada niño tiene un comportamiento distinto y los papás decidimos cómo tratar su educación para corregirlo cuando hace algo malo. En esta tesitura, tenemos diferentes posibilidades de castigar a un niño, entre ellas el castigo positivo y negativo en niños, técnicas totalmente diferentes, pero que puedes conseguir los mismos objetivos.
¿No sabes la diferencia entre el castigo positivo y negativo? Vamos a ver en qué consisten y cómo podemos llevarlos a cabo en casa para la correcta educación de nuestros peques.
Castigo positivo y negativo en niños; cómo llevarlo a cabo
Somos muchos los padres que procuramos evitar el castigo en los niños, ya que no creemos que sea una herramienta demasiado efectiva en la educación. Sin embargo, existen varias formas de llevarlos a cabo, mediante el castigo positivo y negativo, y si uno no nos parece adecuado o no funciona con nuestros hijos, siempre podemos recurrir al otro.
En términos generales, las técnicas clásicas pueden considerarse como castigo negativo; amenazar al niño con no dejarle salir si no aprueba el examen, darle un cachete cuando le pega a otro niño, dejarlo sin postre por decir una mentira…
Han sido herramientas que nuestros padres han usado toda la vida, pero no obstante, no siempre han tenido los resultados deseados, ya que estas conductas pueden causar desconfianzas en el niño y acabar por alejarlos de nosotros.
Por otro lado, existen dos tipos de castigos, los físicos y los psicológicos. Yo nunca he sido partidaria de los castigos físicos en los niños, nunca le he dado un cachete a mi hijo, y pretendo seguir así en un futuro; pero sí que está demostrado que es medio de educación que usan muchos padres y que en ocasiones resulta efectivo.
Yo soy más partidaria de los castigos psicológicos, creo que son más eficaces en el caso de los niños, y sobre todo si se trata de castigos positivos, que son los que más marcan a los peques según mi experiencia.
Según la psicología, a través del castigo positivo, el sujeto tiene más probabilidades de repetir una conducta adecuada si ésta le lleva a tener consecuencias beneficiosas para él, y del mismo modo, si una conducta es negativa en el pequeño, será el mismo quién consiga unas consecuencias negativas, pero siempre teniendo una elección para hacerlo bien.
Es decir, en lugar de amenazarle con quitarle su juguete favorito si monta un espectáculo en el supermercado, podemos decirle antes de salir de casa que si se porta bien, tendrá un premio, el que él elija de entre las golosinas del súper. O por ejemplo, en lugar de darle un cachete en la mano por morderse las uñas, podemos premiarlo dejándole ver su peli favorita por la tarde si consigue no morderse las uñas en una semana.
Son ejemplo quizás un poco simples, pero igualmente el castigo positivo y negativo se puede emplear en cualquier situación cotidiana que se te ocurra; la clave está en premiar y no en castigar. Y te aseguro que funciona mucho mejor que cualquier otro tipo de castigo, al menos con nosotros está yendo como la seda en la educación de mi peque.