Herramientas clave para solucionar problemas de conducta

En la actualidad, los problemas de conducta están presentes en diferentes ámbitos, y a consecuencia afectan en el día a día, ya sean violencia y acoso escolar, TDAH, autismo, disrupción e indisciplina. Es necesario dar respuesta a los problemas a los que se enfrentan los profesionales y docentes para así poder trabajar de manera adecuada estos problemas con tal de solventarlos.

Problemas como la indisciplina, el desafío a la autoridad y el maltrato, se convierten en obstáculos para la convivencia y el aprendizaje. Este Máster en problemas de conducta es el primer máster oficial a distancia centrado en esta temática, para trabajar competencias, conocimientos y destrezas sobre la violencia y acoso escolar y sobre los problemas de conducta en la escuela.

La formación en este tema capacita en la detección, prevención y resolución de conflictos en las instituciones educativas, aplicando recursos en la primaria, secundaria y terciaria e incluyendo técnicas de intervención psicológica que ayudarán a mejorar la eficacia y reducir el tiempo en las intervenciones.

No saber solucionar los problemas de conducta tiene consecuencias muy negativas para los niños:

• Predice mayores niveles de conductas negativas en el futuro.
• Aliena a los estudiantes.
• Correlaciona con un bajo rendimiento académico.
• No es efectivo para frenar las conductas negativas.
• Aumenta el nivel de abandono escolar.

Herramientas clave para solucionar los problemas de conducta

Cambiar tu lenguaje

Pregunta, en vez de decir, asegúrate de escuchar. Es importante aprender la escucha activa. Es mejor conectar que corregir. Gracias a la escucha activa desarrollaremos relaciones de cercanía y confianza en lugar de distancia y hostilidad.

Controlar tu comportamiento

Cuando hayamos cometido algún error, pidamos disculpas. Es una manera eficiente de entender que todos nos equivocamos. Eres el modelo y tienes que dar ejemplo. En ocasiones la forma más efectiva de solventar algún conflicto es actuar para detenerlo. Recuerda que educar sin gritar es posible.

Contagiar seguridad y calma

Principalmente, el estado de tranquilidad se trasmite en las situaciones complicadas, por lo tanto, es importante tener en cuenta el lenguaje corporal como el verbal.

Usar las reuniones de clase

Es una buena herramienta para la gestión de los conflictos de manera democrática. Las decisiones se toman por consenso, si no podemos decidir, el problema se pospone hasta la siguiente semana. Debemos transmitir a los niños la seguridad de que ese problema se resolverá.

Emplear el tiempo para evaluar la situación

Está diseñado para hacer sentir mejor a los niños, no para castigarles por lo que han hecho. En vez de mandarlo al rincón de pensar como se hacía antiguamente, se le invita a ir al rincón de sentirse tranquilo y encontrar la razón de la disputa.

Contratos de comportamiento

Cuando un niño repite constantemente problemas de conducta, se puede implementar contratos. El contrato debe incluir los comportamientos negativos específicos que exhibe un niño y elaborar una lista de buenos comportamientos del niño para llevar a cabo. Las buenas conductas son objetivos para reemplazar los comportamientos negativos.

Enfocarse en las soluciones identificando el problema

El primer paso para resolver un problema es aprender a definirlo, luego evaluar las posibles soluciones y optar por una de ellas para implementarla.

Utilizar técnicas de gestión positiva del conflicto en el aula mediante dinámicas

La técnica de gestión positiva del conflicto nos permite adelantarnos al conflicto y buscar opciones para cuando nos sobrevenga. Hacemos una lluvia de ideas (con los niños) sobre como podemos hacerle frente al conflicto.

Construiremos una gráfica en forma de “pizza” y escribiremos una solución en cada sección, los niños pueden decorar con un dibujo. Se puede emplear cada vez que tengamos una disconformidad.

Responder con compasión y amabilidad

Ante los errores más que con vergüenza o culpa. Cuando sea apropiado, ayuda a los niños, a través de preguntas de curiosidad, a explorar las consecuencias de sus errores. Los errores son parte del aprendizaje.

Desviar la atención

Los padres desvían todo el tiempo a sus hijos. Desviar es muy efectivo y se puede hacer de diferentes maneras: señalando algo, ofreciendo algo o con humor, por ejemplo, señalando algo que le resulte divertido al niño, de esta forma cambiamos sus percepciones. Podemos volver a la exigencia más tarde con otros afectos.

Dar espacio para las propias conductas estratégicas del niño

La mayoría de las conductas estratégicas son conductas encaminadas a recobrar el control, no son peligrosas y no debemos verlas bajo nuestros filtros morales y, por lo tanto, no responder de manera desmesurada. Hay que ser moderado y pensar que lo hace lo mejor que puede.

No hablar y colocarse a una cierta distancia

Todo esto para facilitar que el niño se tranquilice en caso de caos o de estallidos emocionales. Lo más importante en estos casos es esperar a que el niño o adolescente se recupere. Esto puede llevar un tiempo, así que hay que tener paciencia y no precipitarse hasta estar seguro de que el niño se haya recuperado.

Por lo tanto, si tu vocación insta en ayudar a los niños con ciertos problemas de conducta, y quieres adquirir más conocimientos y experiencia con tal de que aprendan a racionalizar ante este tipo de situaciones, esta formación te concederá técnicas y herramientas para que puedan solventar las disconformidades que se puedan presentar.