¿Sabías que ver la vida en positivo es algo con lo que no se nace, si no que se adquiere en la etapa infantil? Los niños se nutren de lo que les rodea, y por ello, si quieres mejorar el optimismo y que tus hijos sean personas más capaces, debes trabajar los valores positivos desde que son bebés.
Uno de los beneficios del optimismo, y la razón por lo que es tan importante, es que te ayuda a enfrentar los problemas y desafíos de la vida diaria. Tienes dos opciones: afrontar la vida con optimismo o hacerlo con pesimismo. El camino elegido influirá de algún modo en la felicidad y triunfo personal de cada uno.
Está demostrado que criar a los niños con mensajes optimistas les influye positivamente en su infancia. La actitud de los padres, la forma que tenemos de hablar a nuestros hijos, y los valores que les transmitimos, pueden ser ejemplos de optimismo o de pesimismo para ellos.
¿De qué manera quieres educar a tus peques? Descubre cómo trabajar el optimismo a través de diferentes ejercicios que puedes aplicar fácilmente en el día a día.
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¿Qué es el optimismo?
Antes de meternos de lleno en temas de psicología, es muy importante entender qué es optimismo. Se trata de una forma de ser en la que, ante cada situación, se es capaz de encontrar los aspectos positivos y no solo los negativos.
El optimismo es la actitud de ver principalmente el lado positivo de las cosas. Un optimista también es capaz de ver las cosas malas, pero en lugar centrarse en ellas, busca el lado favorable para solventar el problema u obtener un aprendizaje de lo sucedido.
Existen varios tipos de optimismo, ya que este concepto puede darse de una manera muy diferente en cada individuo. Por un lado está el optimismo pedagógico, que se centra en la importancia de la educación. También está el optimismo ilusorio, que procede de la inocencia o ilusión de una persona que tiene esperanzas positivas en acontecimientos futuros.
Sin embargo, uno de los más importantes es el optimismo inteligente, el que se puede aprender y trabajar. Se basa en la proactividad del sujeto, dejando de lado el pesimismo para manejar positivamente cada situación.
¿Qué es lo contrario de optimista?
Seguro que ya lo sabes; lo contrario de optimismo es pesimismo. Una persona pesimista tiene tendencia a ver el lado negativo de cada situación. De hecho, tiene una idea constante de que las cosas pueden empeorar en cualquier momento, pero no tiene capacidad para poder cambiarlo.
Debido al pesimismo, son personas que no pueden ver el lado positivo de las cosas. Lo peor de todo es que como no esperan nada bueno, tampoco se esfuerzan en solucionar o cambiar aquello que les va mal.
A una persona pesimista le afectan todos sus problemas, pero también le complica la vida a los demás. Puede presentar una actitud nada favorecedora, contagiándole la pesadumbre a quienes tienen a su alrededor.
Por naturaleza, todos nacemos con un lado optimista y otro pesimista. La educación y el ambiente en el que nos criamos influye en qué lado se desarrollará más. Por ello es muy importante criar a los niños en el optimismo para que aprendan a ser mas resolutivos.
Optimismo y resiliencia en niños
La resiliencia es la capacidad de tolerar, hacer frente a una situación adversa, y poder superarla. Es inevitable que alguna vez en la vida nos tengamos que enfrentar a diferentes problemas. Gracias a la resiliencia somos capaces de salir airosos y de aprender de estos.
Los problemas pueden afectarnos de manera positiva o negativa. Ello dependerá de tenemos una tendencia optimista o pesimista. Mientras que el optimista se apresura a buscar una solución, el pesimista se frustra y no hace nada por superarlo.
Es por esto que la resiliencia se relaciona directamente con mejorar el optimismo. Cuando ambas capacidades se trabajan en la infancia, los niños gozarán de una mayor capacidad para afrontar las adversidades.
Educar con el positivismo es un excelente punto de partida para que los niños sean fuertes. No siempre van a ver las cosas con el 100% de optimismo. Pero si le das las herramientas para ser lo contrario de pesimista, serán jóvenes y adultos mejor preparados en la vida.
Estrategias para mejorar el optimismo en niños
¿Cómo se puede mejorar el optimismo en los niños de preescolar y primaria? Según los textos de diferentes autores, hay algunas pautas que podemos utilizar los padres y educadores.
El optimismo se aprende como otras habilidades sociales y emocionales. Con el fin de que tus hijos sean capaces de ver principalmente el lado positivo, estos son los trucos que puedes poner en práctica:
Ayudar a detectar el pesimismo
Para aprender a evitarlo, un niño tiene que saber que es ser pesimista. Identificar el pesimismo es muy importante para mejorar el optimismo y la capacidad de resiliencia de los niños.
Ponle ejemplos realistas a tu hijo para que sepa de qué manera se puede actuar desde un punto de vista pesimista. Aplícalo a las situaciones de su vida diaria, y proponle posibles respuestas que les ayuden a diferenciar uno punto de vista del otro.
Desarrollar la capacidad de ser positivos
Los niños optimistas pueden trabajar esta capacidad con un poco de práctica. Al principio van a necesitar ayuda, ya que a veces un niño o niña no puede solucionar por si mismo determinadas situaciones o retos.
El apoyo de los adultos y de las figuras de autoridad es muy importante en esta etapa. Cuando ven que disponen de ayuda, los niños construyen su propia capacidad para solventar los problemas. Más adelante, cuando hayan construido su confianza, les será más fácil ver el lado bueno de los problemas, cambiando la situación para su propia conveniencia.
Practicar la gratitud
Una persona optimista se da cuenta que todo puede ser recibido como un regalo o una oportunidad para mejorar. Practicando la gratitud por lo que tenemos nos hace pensar que somos unos afortunados en la vida.
Enseña a tus hijos a agradecer lo bueno, y esto favorecerá su pensamiento optimista. Cuando se encuentre en una dificultad, hazte ver los aspectos positivos, evitando que se quede estancado en el sufrimiento.
Reforzar los logros
Hacerle ver a un niño todo lo que puede lograr por sí mismo le ayuda a valorarse mejor. Cada vez que tu peque consiga algo por sí mismo, no dudes en darle un refuerzo positivo.
Este punto es muy importante para demostrarle que tiene suficiente capacidad para solucionar problemas. Si en lugar de presentar una actitud pesimista se esfuerza por darle la vuelta y lo consigue, ¡hay que celebrarlo para animarle a que lo siga haciendo!
Premiar el esfuerzo
No siempre se consigue una solución efectiva a los problemas. Hay veces que nos quedamos en el intento y no lo logramos. Pero lo importante es haberlo intentado.
A veces los niños se pueden frustrar por no conseguir algo, y esto les crea una sensación negativa. Hazle ver a tu peque que el esfuerzo también es muy importante, y prémialo con buenas palabras para que no se rinda nunca.
Dar ejemplo
Otra forma que tienen los niños aprender a mejorar el optimismo es fijarse en cómo lo hacen los demás. Esfuérzate tú también en trabajar esta actitud y muéstralo abiertamente para que tus hijos te tengan de referencia.
No evites que tu hijo vean cómo te enfrentas a los problemas. Las adversidades nos afectan tanto a los niños como a los adultos. Lo importante es mantener una buena actitud y luchar contra los problemas, aprendiendo siempre de ellos. ¡Sé el mejor ejemplo para tus peques!
Juego para educar el optimismo
¿Quieres ir más allá para trabajar y mejorar el optimismo en los niños? Te proponemos un juego muy práctico. Se trata de ir exponiendo situaciones problemáticas para que el niño o la niña idee una solución desde una perspectiva positiva o negativa.
Por ejemplo, una posible situación sería: ‘Se ha roto mi juguete favorito’. ¿Cuáles serían las posibles actitudes para responder a este problema?
Desde el pesimismo, un niño puede llorar, pensar que nunca más a poder jugar con su juguete, y montar un gran drama.
En cambio, un niño optimista valora la situación y le busca solución. Intenta arreglar el juguete por sí mismo, pide ayuda a un adulto, y en el caso de que no se pueda solucionar, tendrá que buscar otro juguete para que se convierta en su favorito. ¡No pasa nada!
Otra situación sería: ‘He suspendido el examen de lengua’. Hay dos formas de afrontar esta situación.
El pesimista pensará directamente que es una asignatura que no se le da bien, que no vale para ello y no podrá aprobar nunca. No se esmerará en cambiarlo.
El lado optimista de la situación sería esforzarse más para aprobarlo. Buscar la ayuda de los compañeros, del profesor, dar clases particulares, estudiar más y hacer todo lo posible para aprobar el examen y sacar la máxima nota en la asignatura.
Para mejorar el optimismo a través de este juego, piensa diversos problemas a los que se pueda enfrentar tu peque. Aportad todo tipo de argumentos positivos que sean útiles, y de esta forma aprenderá cómo luchar contra las adversidades. No te pierdas tampoco estos artículos:
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