Hasta la edad de los 3 años, es muy frecuente la fimosis en el bebé, sin que ello tenga que ser motivo de preocupación para los padres, ya que puede solucionarse sola y no causar ningún problema de salud en el pequeño.
Sin embargo, hay casos aislados dónde la fimosis en el bebé puede causar riesgos en la salud, aumentando las posibilidades de infecciones y causando dolor en la zona. Vamos a ver cómo podemos detectar los casos de riesgo en nuestros pequeños, y cómo actuar en casa para que la cirugía sea la última opción a la que tengamos que recurrir cuando sea absolutamente necesario.
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Fimosis en el bebé; cómo detectarla
Hablamos de fimosis en el bebé niño cuando es muy difícil o imposible que se pueda echar hacia atrás la piel del prepucio, dejando visible el glande del pene. La fimosis puede deberse a dos motivos:
- que el orificio del prepucio sea muy estrecho y no deje pasar el prepucio
- que la piel del prepucio y la mucosa del glande están unidas entre sí y no puedan separarse
En ambos casos siempre es mejor esperar a que el niño crezca y el problema pueda solucionarse por sí mismo, siempre controlando que no se produzcan heridas o infecciones, y que la zona se mantenga limpia en todo momento. Si estamos muy preocupados por el aspecto, será el pediatra quién nos ayude a poner una solución sencilla y eficaz.
Fimosis en el bebé; cómo tratarla en casa
Las medidas que podemos llevar a cabo en casa siempre deben ser prescritas por el pediatra, que hará un diagnóstico personalizado de la situación del bebé, ya que no todos los casos de fimosis son iguales.
En la actualidad están desaconsejadas las maniobras manuales para dilatar el prepucio del bebé. Es mejor evitarlas, ya que está comprobado que con ellas no conseguimos nuestro objetivo, y sólo logramos hacerle daño al pequeño, pudiendo causar heridas graves en algunos casos.
Sólo en situaciones graves en las que el bebé tiene una fimosis complicada, el propio pediatra nos recetará una crema de corticoides para aplicar a diario en la unión del prepucio y el glande, para lograr que se separen y se libere el glande de forma normal.
En caso de que no mejore, la solución final será llevar al pequeño a quirófano, dónde se someterá a una pequeña operación para separarlo de forma definitiva y tratar la fimosis para siempre.
Si se presenta fimosis en nuestro bebé, hay que tener paciencia, ya que es más frecuente de lo que pensamos, y sólo el 1% de los niños llegan a los 14 años manteniendo este problema. La fimosis en el bebé acaba por solucionarse por sí misma sin que apenas tengamos que preocuparnos por otra cosa que no sea mantener el pene de nuestro pequeño siempre limpio y libre de infecciones.