Durante el embarazo, hay una serie de alimentos y sustancias que se deben evitar a toda costa para no interferir en el correcto desarrollo del feto. Un ejemplo de ello son los antibióticos en el embarazo, aunque no todos ellos son peligrosos para el bebé, ya que cada medicamento tiene su propia composición y algunos son inofensivos.
Hay quién dice que la amoxicilina hace daño en el embarazo, que la ampicilina es mala para el embarazo y el bebé, o que los antibióticos y lactancia nunca se deben mezclar. Pero nada más lejos de la realidad, porque muchos de estos medicamentos son recetados a miles de embarazadas cada día, sin que supongan tanto riesgo para el bebé.
Según numerosos estudios, solo existen dos tipos de antibióticos que pueden provocar graves daños durante la gestación, con efectos muy negativos en el bebé. El resto de ellos se pueden tomar sin problema, teniendo en cuenta que se trata de medicamentos que siempre se deben tomar bajo prescripción médica.
Si tú también tienes claro qué antibióticos estando embarazada puedes tomar, te lo aclaramos para que salgas de dudas. Descubre cuáles son los antibióticos en el embarazo que suelen prescribir los médicos por ser inocuos para el feto, cuáles son los más peligrosos, y los riesgos que tienen estos últimos durante el embarazo y la lactancia.
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¿Son seguros los antibióticos en el embarazo?
Durante el embarazo, el sistema inmune de la mujer se puede ver comprometido debido al cambio hormonal por el que pasa. Por este motivo, es mucho más frecuente que la mujer enferme, y pueda contraer infecciones que, si no se tratan, sean peligrosas para su propia salud y la de su bebé.
Los antibióticos son medicamentos para combatir las infecciones producidas por bacterias. Existen muchos tipos según el tipo de bacteria, de infección, y también de las alergias y resistencias que vayan apareciendo a estos medicamentos.
Hay que tener claro que no son un simple analgésico, ya que los antibióticos pueden tener muchos efectos adversos, y por eso siempre deben ser recetados por un médico, nunca automedicarse en casa sin conocer sus efectos.
Esta pauta hay que seguirla al pie de la letra sobre todo en determinados grupos de población que son más vulnerables al uso de los antibióticos, como son los niños, los ancianos, enfermos crónicos, y también las embarazadas y mujeres que están dando el pecho a su bebé. Por esta razón, aunque en un principio los antibióticos en el embarazo son seguros, solo se deben tomar bajo control médico.
Si tu médico te indica tomar antibióticos para combatir alguna infección estando embarazada, no tengas miedo y sigue el tratamiento al pie de la letra. Es mucho más seguro para ti y tu bebé que elimines infecciones como la bronquitis en el embarazo, infección urinaria, e incluso una simple otitis en el embarazo, antes de que empeore.
Antibióticos permitidos en el embarazo
La gran mayoría de antibióticos no suponen un peligro para el desarrollo del feto durante el embarazo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que durante la gestación, el médico podría cambiar la posología habitual del tratamiento, para interferir lo menos posible en el futuro bebé.
Uno de los antibióticos para embarazadas más usados es la amoxicilina, así como otros derivados de la penicilina que se suelen usar para la mayor parte de las infecciones. Estos antibioticos para embarazadas son inocuos para el feto según numerosos estudios, pero si la madre tuviera cualquier tipo de alergia, siempre se pueden sustituir por macrólidos como la eritromicina.
Hay quien dice que es mala la penicilina en el embarazo, pero esta afirmación no es cierta siempre que la mujer no presente una alergia a los componentes básicos de esta sustancia.
Antibióticos en el embarazo totalmente prohibidos
Dejando a un lado los antibióticos seguros para el embarazo, hay otros que podrían tener graves consecuencias para el desarrollo del bebé. Suelen ser sustancias capaces de atravesar la placenta y afectar de forma directa al feto, provocando fallos en el desarrollo.
Estos antibióticos pueden tener un efecto más fuerte, y son usados para infecciones graves. Se desaconsejan totalmente durante el primer trimestre, aunque si la madre está pasando por una infección muy grave, en ocasiones se recetan en el tercer e incluso en el segundo trimestre bajo un exhaustivo control médico.
Entre ellos encontramos a los derivados de los aminoglicosidos, que podrían afectar al desarrollo del sistema renal del bebé o del nervio auditivo, o la tetraciclina, que se ha visto que interfiere en la formación de dientes. La nitrofurantoína puede crear malformaciones en el bebé cuando se toma en los primeros meses de embarazo, y por eso está desaconsejada.
También no debe de usarse la sulfonamida, sobre todo en el último mes de embarazo, ya que contiene riesgo de kernícterus.
Riesgos para el feto de los antibióticos en el embarazo
Algunas clases de antibioticos podrían tener efectos negativos en el desarrollo del bebé tales como:
Malformaciones
Se ha visto que algunos antibióticos derivados de los aminoglicosis y de la tetraciclina podrían tener efectos adversos en la formación de los riñones, el nervio acústico del feto, y de la formación del cartílago óseo y los dientes. Aunque la seguridad es menor durante la primera mitad del embarazo, estos antibióticos se desaconsejan por completo durante el embarazo y la lactancia, ya que el bebé sigue en desarrollo en estas otras etapas.
Parto prematuro
Se ha visto también que la toma de algunos antibióticos en la última etapa del embarazo podría ocasionar parto prematuro, por lo que siempre que la fecha de parto se encuentre cercana, cualquier tratamiento se debe controlar exhaustivamente por el médico.
Alteración de la flora intestinal
Los expertos también recomiendan a las futuras madres que nunca se automediquen ni tomen una dosis diferente a la prescrita en el tratamiento, ya que el consumo de antibióticos podría afectar a la formación de la flora intestinal del bebé, con un menor nivel de defensas del pequeño en el momento del nacimiento.
A la pregunta de ¿se pueden tomar antibióticos en el embarazo?, la respuesta es totalmente afirmativa, pero siempre bajo prescripción y control médico, con el fin de evitar los posibles riesgos que estos medicamentos tienen sobre la salud y el desarrollo del futuro bebé. Ante cualquier duda, consúltalo con tu médico.