La difteria es una enfermedad prácticamente erradicada en los países desarrollados, gracias a la prevención que se hace en los niños pequeños a través de la vacunación. Se trata de una enfermedad respiratoria, que puede causar la muerte en niños menores de 5 años que no han sido vacunados; pero si se tratan a tiempo, no tiene por qué existir riesgo.
En España y en la mayoría de países de la Unión Europea apenas se conocen casos de esta enfermedad en nuestros días, pero aún así es importante incluir la vacuna de la difteria como prevención en el calendario de vacunación infantil, porque en otros países como Rusia todavía se producen contagios.
Vamos a ver más en profundidad que es difteria, y por qué los padres tenemos que tomarnos tan en serio la vacuna contra la difteria para proteger a nuestros pequeños de posibles contagios.
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¿Qué es la difteria?
Se trata de una enfermedad causada por la bacteria Corynebacterium diphteriae, capaz de habitar en la nariz, boca y garganta del ser humano. Esta bacteria causa la mortalidad del 5 al 10% de los niños infectados, ya que el tratamiento es altamente efectivo, pero sólo si se detecta la enfermedad en su primera fase.
La bacteria difteria no sólo afecta a las vías respiratorias del niño, también produce una toxina que puede llegar a la sangre y diseminarse llegando a otros órganos como los riñones, el corazón o el cerebro, provocando riesgos graves de miocarditis o parálisis temporal cuando afecta al sistema nervioso.
Síntomas de la Difteria
Los síntomas en niños y adultos se presentan como dolor de garganta, fiebre elevada, tos y estornudos, dolor de cuello, e incluso obstrucción de las vías respiratorias debido a la inflamación. Pueden confundirse en la mayoría de ocasiones con los síntomas de un catarro o una gripe, y ahí radica el peligro de un mal diagnóstico del agente causal por parte de los padres o el doctor, que puede derivar en complicaciones de la enfermedad, no aplicando el tratamiento en el momento más adecuado.
Cómo se contagia y cuáles son sus causas
El contagio de la difteria puede ocurrir por vía respiratoria a través de la tos y los estornudos. Una vez contagiados, la incubación es corta, sólo de 2 a 5 días, aunque algunos pacientes pueden no presentar síntomas y aún así seguir contagiando a otras personas. El contagio puede darse en niños y en adultos, aunque siempre los niños son más propensos a sufrir la enfermedad, sobre todo si su sistema inmune no está todavía desarrollado del todo.
No obstante, gracias a la aplicación de la vacuna contra la difteria, los casos de esta enfermedad en nuestro país son prácticamente nulos. Es una vacuna que se aplica en los niños junto con otras, a los dos meses de vida, y también refuerzos a los cuatro, seis y entre los quince y dieciocho meses.
Hoy en día no es obligatorio poner esta vacuna a los niños, pero los médicos siempre la recomiendan para evitar riesgos. Los padres somos responsables de decidir si nuestro bebé recibe la primera vacuna de la difteria y los posteriores recordatorios, pero siempre es muy recomendable para evitar que el niño padezca esta enfermedad que podría ser grave para él.
Los adultos no tenemos que vacunarnos contra la difteria, ya que esta vacuna se aplica desde 1945, y ya en 1965 se hizo una campaña para vacunar a toda la población española. De todas formas, si un adulto no está vacunado, en caso de que ocurra algún brote de difteria, siempre es recomendable ponérsela para evitar sustos.