Se conoce como angioma, también llamados hemangiomas, a las manchas rojas que suelen aparecer en el bebé en el momento de su nacimiento, o incluso poco tiempo después de que el niño haya nacido. Por lo general no suponen ningún problema de salud, simplemente es antiestético, pero es inevitable que los padres nos preocupemos por ello, porque siempre tienen un aspecto muy llamativo que nos puede hacer pensar que algo va mal en el pequeño.
En algunos niños pueden presentarse como manchitas más pequeñas, y en otros bebés extenderse hasta ocupar una gran superficie de su piel.
Sin embargo, la mayoría de los angiomas en bebés suele desaparecer con el tiempo, y en muy pocos casos es necesario seguir un tratamiento para eliminarlos, aunque nunca está de más que sean revisados por el pediatra para descartar cualquier problema.
Quizás te cueste creer que este tipo de manchas rojas en la piel del bebé no son peligrosas, por ello, vamos a explicar exactamente qué son, qué tipos existen y con cuáles debemos estar más atentos, y qué posibles tratamientos se pueden llevar a cabo cuando son realmente necesarios. Así nos quedaremos mucho más tranquilos sabiendo que un angioma en niños no es nada peligroso.
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Angioma en el bebé, qué es y qué tipos existen
Se denomina angioma a los tumores benignos que aparecen en la piel de los bebés recién nacidos, o que pueden aparecer más adelante cuando el bebé se hace mayor. En concreto, son lesiones rojizas superficiales, localizados sobre todo en boca, nariz, culito y genitales de las niñas, que pueden ser de tamaño variable, haciéndose más grande o más pequeño a medida que el niño crece.
También se pueden dar un angioma hepático, angioma venoso o angioma vertebral en algunos niños, pero es muy poco frecuente, y en la mayoría de ocasiones remiten también por sí mismos.
Alrededor del 8% de los niños lo presentan en su primer año de vida, pero sólo en un 1% de los casos aparece a partir del segundo añito. En edades adultas es muy extraño que aparezcan, y además, la mayoría de niños que lo han tenido de pequeños, han tenido una regresión de esas manchitas, desapareciendo sin quedar rastro de ellas y sin haber necesitado ninguna intervención quirúrgica.
No se conoce el por qué de la aparición de estos tumores benignos en la piel del bebé, pero se creer que puede estar debido al desarrollo y crecimiento del número de vasos sanguíneos a medida que el niño se hace mayor, volviendo a la normalidad cuando el cuerpo del niño va creciendo en estatura.
Existen tres tipos de hemangionas en los bebés:
- Hemangioma en fresa. Más superficiales y con un color más suave. A demás están claramente delimitados, con una medida aproximada de unos 2-5 centímetros de diámetro, aunque en ocasiones son mucho más grandes. Tienen un aspecto más sobrelevado en la piel y con textura blanda que ceden al comprimirlos. En los primeros meses del bebé suelen crecer un poco o crecer rápidamente, pasando luego por un periodo de estabilización, que luego remite de forma espontánea hasta desaparecer sin dejar marca. Este proceso puede ser lento, y conllevar algunos años, pero cuando acabo no se suele notar que han estado ahí, quedando la piel completamente limpia.
- Angioma cavernoso o angioma tuberoso. Son más profundos y marcados. Presentan un aspecto aún más elevado y con color ligeramente azulado, no tiene márgenes definidos y no cede demasiado al comprimirlo, no midiendo nunca más de 6 centímetros de diámetro. Este tipo de mancha también pasa por los mismos estadíos que el angioma de fresa, pero cuando desaparece sí que puede dejar marca, quedando la piel blanquecina y en algunos casos colgante. Para los casos más extremos, se puede eliminar la piel afectada con un tratamiento quirúrgico que no entraña ningún riesgo para el paciente.
- Malformaciones vasculares: nevus lameus y mancha tipo vino de Oporto, con color más oscuro y abultada. Son mucho menos frecuentes, y pueden presentarse con una coloración entre roja y azulada, que puede verse también en brazos y piernas, de tamaño muy variable. La superficie en este caso es lisa, no queda levantada, aunque con el paso de los año sí que puede engordarse. También remiten por sí mismas con el paso de los años, aunque sí que hay algunas que se mantienen, y que se pueden quitar con un tratamiento quirúrgico si suponen un problema estético para el niño en su adolescencia.
Tratamiento del angioma en niños
Aunque los angiomas de la piel no suponen ningún riesgo en la mayoría de los casos, sí que es necesario que sean controlados por un médico, para aplicar un tratamiento si fuera preciso, y descartar otros tipos de angiomas internos que sí sean importantes.
El único cuidado que deben tener los padres con respecto a estas manchas es la vigilancia de que no se produzcan heridas, infección o sangrado por rotura de los vasos sanguíneos. Aunque es muy raro que se produzca una hemorragia, cuando hay un caso de urgencia los padres deberán actuar rápidamente presionándola con una gasa estéril para que el niño no pierda sangre, y acudir rápidamente a un hospital de urgencias.
Si cuando los niños son mayores y el problema no ha remitido por completo, en la etapa adolescente hay muchos jóvenes que se someten a intervenciones quirúrgicas con láser para quitar las manchas y tratar la piel.
Los nuevos avances de los diferentes tipos de láser para quitar una marca de angioma de la piel son muy efectivos, y dejan resultados muy buenos. Si es vuestro caso y quereis que vuestro hijo elimine cualquier mancha de su piel, consultad primero con el médico sobre qué tratamiento es el más adecuado para ello. La salud es siempre lo más importante, más allá de cualquier problema meramente estético.