¿Es normal que mi hijo siempre alce el tono de voz en cualquier ocasión? Ya sea porque están muy contentos o porque están teniendo una pataleta para conseguir algo, los niños gritan de una manera que los adultos no sabemos controlar. Pero este no tiene por qué ser un problema para ti.
Al igual que otros muchos aprendizajes, hay niños que tienen que trabajar su tono de voz para que sea normal y no hable a base de gritos. Igualmente hay edades en las que están más activos o más caprichosos, y los gritos suenan a diario.
Con un poco de paciencia y empatía, los padres y educadores podemos evitar que las niñas y los niños griten tanto. Desde bebés hasta niños mayores que están gritando todo el tiempo, hay solución para todos.
Descubre con esta completa guía para padres y madres cómo lograr que los niños dejen de gritar o de hablar con una voz demasiado alta. Sigue estos pasos y practica ejercicios que le vendrán muy bien a ellos y también a ti.
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¿Por qué los niños gritan?
Cuando un niño grita, el sonido que emite suele ser tan agudo que parece que nos van a estallar los tímpanos. Esta es la principal forma que tienen los niños de llamar la atención, ya que aún no sabes cómo expresarse adecuadamente.
Es normal que muchos bebés y niños pequeños tiendan a alzar la voz más de la cuenta. Y no solo cuando quieren algo, están frustrados o cansados. Los niños que están rebosantes de felicidad y energía también gritan al hablar.
La sobreexcitación de los niños se demuestra con hiperactividad y voces más altas. Un niño que es revoltoso, inquieto y ruidoso es un niño que se expresa con normalidad porque está feliz y en un ambiente en el que se siente cómodo. Y esto no es para nada negativo.
No obstante, cuando los niños gritan es bastante incómodo, y hay ocasiones en las que deben aprender a controlarse. Es en estos casos cuando los papás podemos actuar para que los peques aprendan a modular su voz y no expresarte a gritos.
Qué hacer cuando un niño grita
Cuando un niño grita a los mayores nos saca de quicio. Nos molesta, nos enfadamos y al final le regañamos y acabamos gritando nosotros también. Pero, ¿cómo quieres que un niño deje de gritar si tú también lo haces?
En estos momentos en los que los peques pierden la calma, ya sea porque están enfadados o extremadamente alegres, hay que controlarles desde el extremo contrario, desde la tranquilidad. Los mayores tenemos que hablar suavemente, con palabras dulces, intentando controlar la situación.
Es muy importante que estos pasos se apliquen sobre todo en casa. Detén los gritos de tus peques desde la tranquilidad del hogar si quieres evitar que estas situaciones se reproduzcan cuando estéis fuera o rodeados de otras personas.
Vamos a ver cómo controlarles cuando los niños gritan para que estés preparado para este momento. Recuerda: mantente en calma, no te desesperes, y nunca le alces la voz para intentar que él hable más bajito. ¡Es totalmente contraproducente!
Cómo controlar a un niño que grita
Imagina un episodio en el que un niño o una niña quiere llamar la atención o desea conseguir algo. Todos suelen tender a elevar la voz, gritar, patalear, hacer daño, e incluso pegar.
Para que los peques controlen la intensidad y el volumen de la voz hay una serie de pasos que puedes poner en práctica en estas situaciones y posteriormente:
Sé el mejor ejemplo
Como ya hemos indicado, en un ambiente donde reinan los gritos, los niños tenderán a imitar lo que ven a su alrededor. Si los papás discuten alzando la voz, les gritan a los hermanos mayores o estos pelean entre ellos, o si hay disputas constantes, ellos lo normalizarán.
Enséñale a un niño cómo tiene que controlar su voz siendo el mejor ejemplo. Proponte eliminar los gritos en el hogar, recurriendo a otras formas de actuar ante situaciones extremas. Practica la relajación y controla los comportamientos agresivos, hablando a los demás de manera asertiva. Es un ejercicio genial también para ti.
No le des lo que reclama con gritos
Si un niño te está pidiendo algo gritando, nunca, repito: nunca, le des lo que está reclamando. Debe aprender que las cosas no se piden a gritos ni con pataletas. Ni aunque sea fuera de casa y la situación se salga de madre. Es mejor tener paciencia y lidiar con el problema.
Cuando los niños se acostumbran a lograr sus objetivos alzando la voz, es mucho más difícil corregir estos comportamientos. Debe aprender a controlar sus emociones, a pedir las cosas de buenas maneras, y a aceptar la frustración porque no todo se puede tener en la vida, o hay que trabajar para conseguirlo.
Cálmale suavemente
Ante una manifestación de pura alegría o una pataleta, intenta calmar a tu peque de manera suave. El contacto físico como darle un abrazo, acariciarle o simplemente ponerle la mano en el hombro, suele ayudar.
Háblale con palabras suaves y bonitas, dile que todo va a estar bien, y que si se calma podéis tratar el problema más fácilmente para encontrar juntos la mejor solución. Ponle un dedo en la boca para callarle, sin agresividad, con amor, con paciencia y con mucha empatía. Ya verás cómo funciona.
Busca una actividad que le entretenga
Un truco que funciona muy bien para calmar a los niños gritones es entretenerles con una actividad que les calme. Proponle hacer algo que le guste mucho, pero si es posible, que no sea utilizando pantallas.
Por ejemplo, puedes tener siempre a mano un cuaderno para colorear y unos lápices, que es una actividad muy creativa y divertida. También puedes proponerle jugar a un juego como el ‘veo veo’, o salir al parque a montar en columpio.
Explícale por qué no debe gritar
Una vez que el peque esté calmado, o aprovechando un momento en que podáis hablar tranquilos, explícale el motivo por el que no se grita. Hazlo con buenas palabras, dándole razones y proponiéndole alternativas para actuar cuando está muy contento o enfadado.
Juntos podéis idear un modo de actuación para esos momentos típicos en que los niños gritan. Sobre el papel escribir las normas y las ideas que proponga cada uno, con el fin de ponerlas en práctica cuando sea necesario.
Estimula su comportamiento positivo
Cuando llegue un momento en que el niño o la niña se pondría nervioso y llegue a controlarse, no dudes en demostrarle lo orgullo que estás. ¡Está aprendiendo a pasos agigantados! Esto hay que premiarlo de forma positiva.
La educación en positivo es mucho más afectiva en la infancia que el hecho de regañar y castigar. Deja a un lado el comportamiento autoritario y estrecha lazos con tus hijos con otro tipo de enseñanzas más equilibradas para toda la familia.
Ejercicio para modular la intensidad de voz
Hay niños que simplemente tienen un torrente de voz tan alto que no saben expresarse sin gritar. No te preocupes, porque esto se puede entrenar y corregir. Te proponemos dos ejercicios que puedes hacer en casa para ello.
El primero consiste en soplar una vela de manera tan suave que no llegue a apagarse. La llama tiene que moverse, pero sin que se extinga del todo, controlando la intensidad del soplido.
Otro ejercicio muy divertido es hacer pompas de jabón con un pompero, empezando a hacer burbujas lo más grandes posible. Hay que soplar muy fuerte. Después intenta hacer burbujas cada vez más pequeñas, soplando despacito y controlado.
Prueba a hacer también ejercicios de relajación como la técnica de la tortuga o la técnica del semáforo para niños, que ya explicamos anteriormente en el blog, que os vendrán genial a toda la familia. Cuando los niños gritan se puede corregir en cualquier momento, pero la clave está en llevar una vida lo más relajada y positiva posible.
Otros consejos de educación infantil
Descubre más consejos útiles sobre educación de los más peques de la casa a través de El Blog de tu Bebé. Echa un vistazo a estas publicaciones y otras muchas que hay en el blog:
- Cómo hacer para que un niño no muerda
- Enseñar a un niño a recoger sus juguetes
- Consejos para educar a niños autosuficientes
- Cómo hacer las paces con tu hijo
- La regla de los 9 minutos para criar niños felices
Ahora que ya sabes por qué los niños gritan y cómo puedes ayudarles a controlar su tono de vez, solo tienes que ponerte manos a la obra para ver grandes avances. Esta es una parte muy importante de la educación de los niños y niñas para que sepan cómo controlar sus impulsos.