¿Quieres asegurar un correcto desarrollo y crecimiento de tu bebé durante todo el embarazo? No dudes en hacer todo lo posible para mantener una placenta sana que le proporcione todos los nutrientes que necesita a lo largo de esta proceso.
Y es que a veces no tenemos en cuenta la salud de la placenta durante los meses de gestación. Nos centramos en la seguridad del feto y de la futura mamá, pero nos olvidamos por completo de este órgano tan importante. Se trata del principal medio de comunicación entre ambos, que también tiene unos requerimientos concretos.
¿Y tú, sabes cómo puedes conseguir una placenta fuerte y sana para proteger a tu bebé? ¿Conoces cuáles son sus funciones vitales y los riesgos asociados durante el embarazo.
Te contamos todos los detalles que debes saber para mantener este tejido mucho más saludable, con el efecto positivo que ello conlleva.
¡Haz clic en lo que interese!
¿Qué es la placenta?
La placenta es un órgano que se desarrolla en el interior del útero de la mujer, de manera exclusiva durante el embarazo. Crece junto con el feto, ya que su función es la de protegerlo, y al mismo tiempo proporcionarle todo lo que necesita a lo largo del proceso de gestación.
Este órgano es muy fino pero fuerte. Tiene forma de bolsa, y en su interior contiene el líquido amniótico donde crece el bebé. Esta adherida a la pared del útero, y de ella sale el cordón umbilical. Este cordón se une directamente al bebé a través del ombligo.
La placenta puede estar unida al útero en la parte posterior, lateral, trasera o delantera. Mucho menos frecuente es la unión con la parte inferior del útero, en cuyo caso se conoce como placenta previa o placenta baja.
De la misma forma que hay que cuidar la salud del feto, la placenta en el embarazo crece, se desarrolla y pasa por múltiples cambios, adaptándose al medio que la rodea para cumplir con su función de la mejor manera.
Funciones vitales de la placenta
Para conocer la verdadera importancia de mantener una placenta sana durante el embarazo, hay que saber cuáles son las funciones que esta tiene:
Proporcionar oxígeno al bebé
La placenta es un tejido que está conectado al sistema circulatorio de la madre. A través de la sangre, llega oxígeno, que no solo sirve para mantener este tejido con vida, si no también para proporcionar una correcta oxigenación al bebé.
A través del cordón umbilical, el feto recibe oxígeno y desecha dióxido de carbono. Estas sustancias de desecho vuelven a la circulación de la madre, y son excretadas con la respiración.
Aporte de nutrientes
Lo mismo ocurre con los nutrientes que el bebé necesita para su desarrollo y crecimiento. Tanto las proteínas, los ácidos grasos, las vitaminas, los minerales y la energía, pasan a través de la placenta y del cordón umbilical hasta el bebé.
Eliminar sustancias de desecho
A medida que el bebé va creciendo, va produciendo sus propias sustancias de desecho. Las principales son restos de tejidos, que en lugar de pasar al líquido amniótico, se excretan por el cordón umbilical hasta la placenta.
A través de la circulación, los desechos pasan a la placenta, y después a la madre. Estos serán eliminados con la orina, al igual que el resto de sustancias de desecho de la mamá.
Barrera protectora
Otra función sumamente importante de la placenta es crear un ambiente de protección para el bebé. Nada puede entrar o salir de esta bolsa, a no ser que pase por el condón umbilical.
El sistema inmune del feto aún no está del todo desarrollado, y por lo tanto, la placenta y el sistema inmunitario de la mamá son los responsables de controlar la posible entrada de microorganismos externos.
¿Cómo es una placenta sana?
Aunque no lo creas, una placenta puede no estar sana durante el embarazo. Esta debe cumplir con una serie de características que permitan la completa protección del feto, actuando como barrera natural.
¿Y cuáles son las característica una placenta saludable? Toma nota de estos detalles:
- Forma discoidal
- Diámetro medio de unos 20 cm
- Espesor de 2 a 3 cm
- Peso de alrededor de 500 gramos
- Ubicada en el lugar correcto
- Buena adherencia al útero
- Conexión con el cordón umbilical, que deberá medir unos 55 cm de largo
Si bien estas medidas y peso son más o menos orientativos, en cada mujer la placenta será diferente. Ni si quiera son iguales en la misma mamá cuando son embarazos distintos.
Para que la placenta esté sana hay que prevenir diversos factores que podrían afectar a su funcionalidad, poniendo en riesgo la propia protección del feto.
¿Qué factores afectan la salud de la placenta?
Entre los factores que pueden afectar la salud de una placenta durante el embarazo destacamos los siguientes:
Edad de la madre
Los problemas de placenta son más comunes en mujeres más maduras, sobre todo en edades a partir de los 40 años.
Embarazo múltiple
Estar embarazada de gemelos, mellizos, trillizos y otras formas de embarazos múltiples podría influir en la correcta formación de una placenta sana. Ya sea en uno de los bebés o en todos ellos. Siempre se hace un seguimiento preventivo en estos casos.
Presión arterial alta
Una tensión arterial elevada afecta también a la correcta oxigenación del tejido, y por lo tanto, a las características y funcionalidad de la placenta.
Trastornos de coagulación sanguínea
Del mismo modo, algunos trastornos de la coagulación de la sangre aumenta el riesgo de sufrir problemas placentarios, ya que afecta en menor o mayor medida la salud del tejido.
Consumo de sustancias
Se ha visto que el consumo de ciertas sustancias como el tabaco, la cocaína y determinadas drogas, disminuye la oxigenación de la placenta, y por lo tanto, aumenta el riesgo de problemas.
Traumatismos abdominales
La placenta también se puede ver afectada ante golpes, zarandeos, movimientos rápidos y otros traumatismos en la zona del abdomen, ocasionados por ejemplo en una caída o accidente de automóvil. En este caso, el problema más común es el desprendimiento de la placenta.
Problemas anteriores
Si una mujer ha presentado problemas de placenta con anterioridad en otros embarazadas, si ha habido una cirugía de útero previa, ya sea por una cesárea, extirpación de fibromas, u otros, los riesgos son mayores, por lo que se recomienda un control de su estado y desarrollo a lo largo de todo el embarazo.
¿Qué problemas se pueden dar en la placenta?
Los problemas de placenta suelen venir siempre acompañados de una sintomatología muy característica. Entre los síntomas más frecuentes destacamos el sangrado vaginal, dolor de tripa o bajo abdomen, dolor de espalda, y contracciones uterinas.
Notar cualquiera de estos síntomas es motivo más que suficiente para acudir rápidamente a urgencias. Podría tratarse de algún problema placentario como estos:
Desprendimiento de la placenta
Uno de los problemas más comunes es el que se conoce como desprendimiento de la placenta. Esta se puede despegar del útero de forma parcial o completa, antes de que llegue el momento del parto. Va acompañada del riesgo de que el bebé se quede sin oxigenación y sin aporte de nutrientes, además de un sangrado abundante en la madre.
Placenta previa
Si la placenta se descuelga y cubre parcial o totalmente el cuello del útero, se conoce como placenta previa. Es frecuente al principio del embarazo, y puede solucionarse por sí mismo a medida que este avanza.
Cursa con sangrado más o menos abundante, y necesita cierto control. Si no llega a solucionarse, en el tercer trimestre sería necesaria una intervención médica. En este enlace te dejamos más información sobre la placenta previa oclusiva.
Placenta adherida
Después del parto, la placenta se desprende por sí misma para ser desechada. Si esta está demasiado pegada a la pared del útero, se conoce como placenta adherida, y conlleva el riesgo de sangrando abundante durante el parto. En los casos más graves sería necesario realizar una cesárea para la extracción del tejido.
Placenta retenida
Si tras unos 30 minutos de dar a luz, no hay expulsión de placenta, está habrá quedado retenida. Esto ocurre porque queda atrapada en el cuello del útero o porque está adherida al útero, sin necesidad que se produzca un sangrado. Hay que retirarla para evitar riesgo de infección en la madre.
Consejos para mantener una placenta más saludable
De la misma forma que cuidamos nuestro tejido cardiaco, el tejido pulmonar, los riñones, o el cerebro, es muy importante cuidar la placenta durante el embarazo, proporcionándole todo lo que necesita para estar más saludable.
Seguro que quieres lo mejor para tu bebé; y esto empieza dándole el entorno adecuado para su crecimiento. Estos tips, aunque muy básicos, son los mejores que puedes considerar para disfrutar de una placenta sana a lo largo de todo el proceso de gestación:
Hidratación
Para que la placenta tenga el grosor y la elasticidad necesaria, es muy importante mantener una correcta hidratación. A veces, durante el embarazo nos olvidamos de tomar el agua necesaria, y uno de los primeros tejidos en los que se nota es precisamente en la placenta.
Asegúrate de tomar al menos 2 litros de agua cada día, preferiblemente en forma de agua natural o infusiones. Mantén tu placenta sana con el sencillo gesto de repartir los líquidos que ingieres a lo largo de toda la jornada.
Alimentación
Igualmente es indispensable proporcionar los nutrientes que la placenta precisa para estar sana. Es suficiente con seguir una dieta equilibrada, en la que incluyas todo tipo de verduras, frutas, proteína animal, legumbres y frutos secos.
No te olvides también de cubrir tu alimentación son suplementos vitamínicos. Si tu doctor te receta alguna suplementación, sigue el tratamiento al pie de la letra. En casos de problemas placentarios previos, es común que los médicos recomienden una mayor ingesta de determinados nutrientes.
Ejercicio físico
Hacer deporte suave en el embarazo es otro de los mejores consejos que puedes seguir para una placenta sana. Ten mucho cuidado a la hora de realizar ejercicios de alto impacto. Decántate por aquellos más livianos que se adapten a tus necesidades.
Desde caminar, practicar natación, yoga o pilates, hasta hacer levantamiento de pesas de manera controlada. Siempre bajo supervisión de un profesional que te indique cuál es la mejor opciones para tu caso particular.
Evitar hábitos poco saludables
Hay hábitos que no son buenos para la placenta. El consumo de alcohol, de tabaco, otras drogas, hacer ejercicios fuertes, dormir poco o mal, tener una alimentación desequilibrada, se traduce en un envejecimiento prematuro de todos los tejidos, incluida la placenta.
Procura manejar el estrés durante el embarazo, hacer tus controles médicos rutinarios, y ante todo, acudir al médico rápidamente si notas síntomas extraños.
Con todos estos consejos, y atendiendo a tu sentido común, lograrás tener la placenta sana que tu bebé necesita para crecer fuerte y saludable. Disfruta de tu embarazo cuidándote al máximo, y lo notarás también a largo plazo.
Muy buena información para un buen embarazo!
Besos!
A, Moreno