Las crisis de crecimiento en bebés son unas etapas por las que pasan todos los peques que están tomando el pecho. Consisten en un cambio en la demanda y la producción de leche materna, de forma que la leche que producimos las madres se pueda adaptar a las necesidades que tiene el bebé a medida que va creciendo.
La leche materna no siempre es la misma desde que el bebé nace hasta que deja de tomar el pecho, sino que se va adaptando y cambiando de composición según los nutrientes que va necesitando el niño a medida que crece. Pero nuestro cuerpo tiene que ir adaptándose también y estos cambios no suceden de un día para otro, por lo que a veces se producen brotes de crecimiento en el bebé en los que nuestro cuerpo aún no ha podido cambiar para darle al pequeño lo que necesita, y el peso y crecimiento se ve afectado.
No en todas las madres ni en todos los bebés se produce el mismo ciclo, pero aproximadamente en la mayoría de los casos, las crisis de crecimiento se dan alrededor de la primera semana, alrededor del primer mes, a los 3 meses, a los 6 meses, y a los 9 meses, así como en puntos intermedios.
Vamos a ver en qué consiste cada crisis de crecimiento del bebé según la etapa en la que nos encontremos, qué pasa en cada una de ellas, y sobre todo qué podemos hacer para favorecer que no se produzcan fallos en los brotes de crecimiento de nuestro bebé, para que siempre crezca lo más fuerte y sano posible sin tener que renunciar a la lactancia materna.
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Crisis de crecimiento en las primeras semanas
Los primeros días de vida del bebé suelen ser mucho más tranquilos. El bebé tiene unos ciclos de comida y de sueño bastante regulares, hasta que llega el momento alrededor de la segunda semana cuando empieza a actuar de una forma que nos puede chocar a muchas madres.
De repente el bebé pide el pecho de forma más continua, negándose a dejarlo entre toma a toma. Hay niños que lloran si no tienen el pecho en la boca, y otros que regurgitan leche pero aún así no están saciados y quieren seguir mamando.
Esta es la forma que tiene el bebé de aumentar por sí mismo la cantidad de leche, hasta un volumen que será el que necesite en los próximos meses para seguir creciendo sano. Los bebés empiezan a mamar mucha cantidad durante un par de días hasta lograr la producción de leche óptima, y una vez que lo consigue, volverá a hacer sus tomas mucho más pausadas y regulares.
Podemos asegurarnos de que todo va bien si el color y la consistencia de las heces son los adecuados para su edad, y también si el niño a los 20 días ya conseguido recuperar su peso de nacimiento, aunque tendremos que tener paciencia y mucha ayuda, porque van a ser unos días bastante duros.
Crisis de crecimiento a los 3 meses
La lactancia a los 3 meses de vida del bebé también sufre un gran cambio, y el bebé pasa por otras de sus crisis de crecimiento. La alimentación en bebé de 3 meses se basa mucho en los nuevos cambios de visión y oído que el niño está experimentando. Los niños se distraen más cuando están mamando, y parece que lo hacen más rápido sin llegar a tomar la cantidad que necesitan, lo que puede preocuparnos a las madres.
Sin embargo, a esta edad el niño ya es todo un experto en la succión, el bebé 3 meses y medio ya no necesita estar tanto tiempo mamando, sino que en pocos minutos obtiene toda la leche que necesita.
Por otro lado, las mamás notamos el pecho más blando, como si la producción de leche no fuese la de hace algunas semanas atrás. Esto se debe a que nuestro cuerpo ha cambiado, y ahora producimos la leche en el momento justo en que el niño la necesita y empieza a tomarla.
Debemos ser pacientes en esta etapa, e insistir en seguir dándole el pecho a nuestro bebé. Hay muchas mamás que se desesperan en la lactancia a los 4 meses, y renuncia a darle el pecho a su bebé en pos de la lactancia artificial. Puede que en algunos casos sea necesaria una suplementación, pero si seguimos dándole el pecho al niño, en poco tiempo se normalizará la situación, y podremos seguir como antes sin que el bebé pase hambre.
Crisis de crecimiento a los 12 meses
Pero precisamente cuando creíamos que todas las crisis de crecimiento y había pasado y que el bebé se nutría de forma normal, llega la crisis del año de edad, y las madres volvemos a preocuparnos por nuestros hijos.
Llegar a un año de lactancia ya es todo un récord para la madre, y haber pasado por situaciones nada fáciles nos hace mucho más fuertes ante esta última crisis. En esta etapa, el niño sigue sin prestar atención a los alimentos sólidos, y prefiere sobre todo seguir tomando leche materna. Sin embargo, es muy importante diversificar su alimentación, y hay que insistir para que el niño coma de todo.
A partir del año de vida, el bebé ya no crece tanto como meses atrás, y por lo tanto no necesita tanto alimento. No debemos dejar de darle el pecho si aún podemos seguir con esta práctica tan saludable, ni preocuparnos por la salud de nuestro bebé, ya que cuando el niño a los 18 meses de edad vuelva a tener una velocidad de crecimiento más elevada, tendrá mucho más apetito y mostrará más interés por otros alimentos sólidos, tomando una alimentación sana y equilibrada.