Aunque no es una enfermedad demasiado común, la intolerancia a la fructosa se diagnostica con bastante frecuencia en niños de corta edad, debido a la ausencia que hay en algunas personas desde su nacimiento, de la enzima encargada de digerir y dividir este azúcar tan común en todas las frutas y también en la miel.
Como cualquier intolerancia a algún tipo de nutriente que se encuentra en los alimentos, la intolerancia a la fructosa es peligrosa si no se trata, porque ésta no se digiere, se puede acumular en el organismo del niño, causando daños y muchos problemas que le pueden afectar de forma aguda, en un momento determinado, o bien de forma crónica, afectándole en un futuro más o menos lejano.
Hay muy poca información sobre esta enfermedad, y por eso a los padres nos extraña tanto escuchar hablar de ella, mucho más cuando nuestro hijo puede estar padeciéndola. Por eso, para que no te pille desprevenida si un día te tienes que enfrentar a ella, te cuento todo lo que debes sabes sobre la intolerancia a la fructosa en niños, porque no es tan difícil de llevar en los pequeños si sabes cómo hacerlo.
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¿Qué es la fructosa?
La fructosa es un tipo de azúcar que se encuentra en los alimentos, sobre todo en la fruta y la miel. A diferencia de otros azúcares como la glucosa, la fructosa se metaboliza en el hígado, y no directamente en el intestino grueso. Esto quiere decir que se absorbe por el organismo como tal, pasando a sangre y posteriormente al hígado, dónde debería ser metabolizada.
Este azúcar es quizás menos dulce que la glucosa, y sacia mucho menos el apetito, pero es la encargada de darle ese sabor dulzón tan característico de la fruta y la miel, igualmente muy aceptado por los que adoran el dulzor más natural en los alimentos.
Intolerancia a la fructosa hereditaria y mala absorción de fructosa
Hay personas que tienen una malabsorción de fructosa y no la retiene toda durante la digestión, pasando a ser parte de las heces y pudiendo provocar incluso alteraciones intestinales como la diarrea al ser eliminada, al igual que ocurre en muchas malabsorciones de lactosa (el azúcar mayoritario de la leche).
Otras personas son intolerantes a la fructosa, con una excelente función de absorción de este azúcar a nivel intestinal, pero siendo imposible metabolizarla cuando llega al hígado, quedándose acumulada en la sangre en altas dosis, ya que los azúcares dobles no se pueden utilizar para la obtención de energía si no se metabolizan previamente para lograr moléculas más pequeñas.
La intolerancia hereditaria a la fructosa es la que más comúnmente se da en niños, sobre todo pequeños, ya que es algo innato en los bebé, que lo acompaña desde el primer día de vida y suele dar la cara desde el principio, pudiendo causar graves problemas si no hacemos un diagnóstico y aplicamos el tratamiento más adecuado.
Al igual que por ejemplo los síntomas de un bebé celiaco pueden presentarse y detectarse fácilmente, una intolerancia a los alimentos que contiene lactosa son menos evidentes y menos externalizados que los síntomas de otra intolerancia o celiaquía en niños.
Alimentos permitidos para intolerantes a la fructosa
Entre los alimentos permitidos para un niño que tenga intolerancia a los alimentos que contenga glucosa, podemos destaca aquellos cuya fuente principal de azúcar sea la glucosa o maltosa, como principales edulcorantes, así como edulcorantes artificiales como el aspartamo, sacarina, ciclamato y acesulfame K.
Los niños pueden tomar verduras de hoja verde como la acelga, espinacas, brócoli, escarolas y endivias. También setas y patatas, y de forma limitada el apio, los berros, lechuga, pepino, col, coliflor y brócoli congelado, por poder contener una cantidad mayor de fructosa.
Las legumbres también deben tomarse de forma limitada. Los niños pueden tomar cereales como el trigo, avena, maíz y arroz sin problema, así como sus derivados, pan blanco y cereales que tengan la glucosa como principal azúcar.
La carne, pescado y lácteos los pueden tomar sin problemas, son alimentos sin fructosa. También los aceites y cualquier bebida que no contenga fructosa en su composición.
Alimentos no permitidos en la intolerancia a la fructosa
Los alimentos no permitidos en la dieta de los niños con intolerancia a la fructosa serán aquellos que la contengan en su composición, de forma natural o como edulcorante añadido. Hay que evitar los dulces, caramelos, chocolates y chicles que la contengan, así como frutas, zumos de fruta, incluido el tomate que contiene gran cantidad de fructosa, y cualquier bebida que la tenga.
Aunque las dietas sin verduras no son recomendable en ningún niño, sí que tendrán que limitar el consumo vegetal en aquellas verduras que puedan contener gran cantidad de fructosa. El niño deberá mantener una dieta sin verduras a excepción de las anteriormente mencionadas como verduras permitidas.
También tendrán que limitar el consumo de legumbres, y evitar el consumo de cereales como la soja y los cereales integrales.
Las carnes y pescados procesados no deben tomarse, ya que pueden contener fructosa entre sus ingredientes añadidos. En cuanto a la leche, hay que evitar las leches de soja, y las bebidas preparadas como batidos, helados y otros que tengan azúcares añadidos.
De la misma manera que hay una lista de alimentos sin lactosa, también sería interesante consultar una lista de alimentos sin fructosa para estos casos, sobre todo cuando hoy en día se recurre mucho a la fructosa para diabéticos como un azúcar sustitutivo a la glucosa.
Síntomas de la intolerancia a la fructosa en niños
Al igual que los síntomas de un niño celiaco, los síntomas de la intolerancia a la fructosa aparecen sobre todo justo después de que el niño haya tomando cualquier alimento que contenga este azúcar. Los primeros síntomas en este caso serán dolor abdominal, vómitos y diarrea, que podrían provocar en el niño una hipoglucemia severa si no los tratamos correctamente.
Otros síntomas frecuentes, pero que no aparecen de inmediato sino con el tiempo, son:
- irritabilidad
- sueño y cansancio
- vómitos y convulsiones
- poca ganancia de peso
- complicaciones crónicas como daño de hígado y del riñón
Éstos pueden confundirse con los síntomas de intolerancia alimentaria a cualquier otro nutriente, pero será el médico quién determine cuál es el alimento concreto que lo produce, para poder determinar el tratamiento más adecuado para el niño.
Tratamiento intolerancia a la fructosa
Como toda intolerancia a los alimentos, ya sea intolerancia a la soja, intolerancia al azúcar o cualquier otra, la intolerancia a la fructosa se trata en principio evitando el consumo de aquellos alimentos que contienen la fructosa en su composición.
Se tendrá que hacer un control de la alimentación del niño, evitando los alimentos ya mencionados, así como otros azúcares como la sacarosa y el sorbitol que también podrían afectar al paciente.
Al mismo tiempo que limitamos la dieta quitando ciertos alimentos, es importante controlar que se cubren las necesidades de todos los nutrientes, como por ejemplo la vitamina C, en cuyo caso nuestro pediatra nos podrá dar las pautas para que nunca falte de nada en la dieta de un niño que tiene intolerancia a la fructosa, y así crezca sano y fuerte como un niño normal.