A medida que el bebé crece, va pasando por diferentes fases del sueño en las que consigue dormir mejor pero después tiene regresiones. Una de las etapas más difíciles para los padres es cuando aparecen los terrores nocturnos.
Esta alteración del sueño es difícil de comprender, ya que suele afectar en la infancia, y los padres no somos capaces de ponernos en la piel de nuestros hijos que sufren mientras duermen.
También conocidos como miedos del sueño, el terror nocturno no se trata de una pesadilla. Podría compararse más bien como una especie de sonambulismo, ya que el niño se mantiene dormido y no es aconsejable despertarle cuando se encuentra en medio del sueño.
Si tu peque ha empezado con los terrores nocturnos a partir de 1 año de edad, hay algunos tips para padres que puedes poner en práctica.
Descubre qué es esta alteración del sueño en los niños, cómo se manifiesta y qué hacer cuando tu pequeño tiene sueños aterradores de forma puntual o persistentemente.
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¿Qué son los terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos no tienen nada que ver con las pesadillas. Pueden comenzar a aparecer en niños a partir del primer año de edad.
Consisten en alteraciones del sueño o parasomnia en las que el niño llora, grita, y se toca los ojos, pero sin dejar de estar dormido, encontrándose en una zona intermedia entre el sueño y la vigilia. Acto seguido, el niño continúa durmiendo, y al día siguiente no recuerda nada.
Un 15% de los niños pueden sufrir terrores nocturnos en algún momento de su vida, y en muchos casos estos episodios se pueden repetir durante un periodo más o menos largo de su infancia.
Al no encontrarse el niño completamente despierto, no consiguen enterarse de que los padres estamos ahí intentando consolarlos, y puede resultar una situación muy molesta para los adultos.
Pero sí podemos llevar a cabo una serie de medidas para evitar en todo lo posible cualquier repercusión negativa en nuestros pequeños.
Síntomas de terror nocturno en bebés
Es muy común confundir los terrores nocturnos infantiles con las pesadillas. Sin embargo, estos son más dramáticos, y en la mayoría de las ocasiones los niños no tienen consuelo cuando pasan por una situación tan desagradable.
¿Cómo es posible diferenciar un terror nocturno de cualquier otra alteración durante el sueño? Los signos más comunes son los siguientes:
- El niño se sienta repentinamente en la cama, e incluso a veces puede levantarse.
- Ojos muy abiertos mirando a un punto fijo, pero sin llegar a ver nada.
- Grita con mucha angustia y miedo.
- Patadas y golpes al aire, como si se estuviera defendiendo.
- Respiración agitada y latidos del corazón más rápidos.
- Sudores fríos.
Aunque el niño se levante, grite y abra los ojos, sigue dormido y es muy complicado despertarle. Por muy traumático que sea el episodio, no se suele recordar por la mañana qué ha ocurrido, ya que el peque no llega ni si quiera a despertarse.
Si el niño se levanta de la cama e intenta correr o dar golpes al aire, lo más adecuado es intentar protegerle y calmarle, como se haría con una persona sonámbula, sin llegar a despertarle.
Son difíciles de consolar en estos momentos de tensión, pero a veces solo con sentir que sus padres le abrazan y les hablan, los niños con terrores nocturnos se pueden tranquilizar.
Diferencia entre terrores nocturnos y pesadillas
Científicamente aún no se conoce qué puede producir en niños estos terrores nocturnos. A diferencia de una pesadilla, en la que el niño se despierta y es capaz de recordar qué estaba soñando, los terrores ocurren a primera hora de la noche, cuando el niño acaba de acostarse.
En ningún momento el pequeño llega a despertarse ni a ser consciente de sus lloros. Las pesadillas por el contrario suelen ocurrir a partir de las 5 de la mañana, justo antes de la hora de despertarse del pequeño, y el pequeño despierta agitado.
Son más frecuentes en niños a partir de los 2 a 3 años, y se producen al expresar algún tipo de angustia que el niño tiene en su cabeza.
Los terrores nocturnos nos dejan agitados a los padres, pero el pequeño no es capaz de recordar que ha tenido un episodio desagradable durante la noche.
Causas de terrores nocturnos en niños
De la misma forma que no se conoce por qué se produce el sonambulismo en niño y otros tipos de parasomnias comunes, la causa de los terrores nocturnos en cada paciente puede ser muy subjetiva.
Hay algunos factores que desencadenan episodios de alteración del sueño, pero estos no siguen un patrón habitual.
Las causas más frecuentes de terror nocturno en los pequeños son las siguientes:
- Cansancio extremo, de manera que el niño no consigue descansar correctamente mientras duerme.
- Privación del sueño durante varias horas, causando alteraciones durante el descanso.
- Interrupciones del sueño frecuentes, como por ejemplo los despertares constantes a lo largo de la noche.
- Exceso de excitación antes de irse a dormir.
- Dormir en un lugar extraño o fuera de su habitación habitual.
- Estrés emocional.
- Fiebre elevada.
- Toma de determinados medicamentos.
En estos casos, ¿existe algo que realmente podamos hacer los padres para aliviar estos momentos trágicos en nuestros pequeños?
¿Qué hacer ante los miedos del sueño?
Nunca intentes despertar a un niño que está sufriendo terrores nocturnos. A no ser que el niño se encuentre en peligro físico, no debemos intervenir, y simplemente dejar que pase solo y el pequeño vuelva a dormirse y relajarse.
Puedes hablarle de manera calmada, colocar un cojín para evitar que se golpee, y esperar a que pase la tormenta.
Si los terrores nocturnos se repiten en demasiadas ocasiones, podemos asegurarnos de que el bebé se encuentra protegido para evitar sustos si llega a levantarse dormido. Es la única forma de evitar que nuestros hijos se hagan daño.
Los niños que han sufrido algún episodio de este tipo no tienen ningún problema psicológico, por lo que no debe ser ninguna preocupación. La única forma de intentar paliarlos podría ser asegurar que los niños duerman correctamente, el tiempo suficiente, y de la forma más adecuada.
Cuando los terrores nocturnos son un problema recurrente que se repiten noche tras noche, es muy importante intentar reducir el estrés en los niños. Crea una rutina de sueño antes de ir a la cama y asegúrate de que tu peque duerme correctamente.
Evita que se vaya a la cama demasiado cansado, y que siga un horario normal, para que estas alteraciones no lleguen a afectar a su descanso diario. Y tú bebé, ¿ha tenido terrores nocturnos alguna vez? Y por último, si te gustó el artículo, no te pierdas tampoco éstos:
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